El masaje circulatorio es una técnica diseñada para estimular el flujo sanguíneo y linfático, promoviendo el intercambio celular.
Al movilizar los líquidos corporales, se logra, por un lado, mejorar la entrega de nutrientes a las células. Y por otro, permitir que las toxinas circulantes lleguen a los órganos y ganglios que eliminan las arañas vasculares.
La técnica implica la movilización de los líquidos corporales, actuando directamente sobre los vasos sanguíneos y linfáticos, así como indirectamente sobre las terminaciones neuromotoras.
Este procedimiento mejorará la función del músculo cardíaco y aumentará la circulación sanguínea desde los órganos internos hacia los músculos y la piel. Esto provocará un aumento en la temperatura corporal que ayudará a calentar y revitalizar los tejidos, previniendo posibles lesiones circulatorias.
La influencia en cada circuito varía dependiendo de si se refiere al sistema arteriovenoso sanguíneo o al sistema linfático.