1.- Para comenzar debes elegir un producto exfoliante para el cuerpo. La diferencia con los exfoliantes para el rostro reside en el grosor del grano, aquellos que son para la cara tienen un grano mucho más fino debido a lo delicado de la piel, mientras que los corporales son de grano más grueso.

Si no deseas adquirir un producto comercial, puedes hacer un exfoliante para el cuerpo casero que te resultará muy efectivo.

2.- Para exfoliar el cuerpo date primero un buen baño y, con la piel húmeda, comienza a aplicar el exfoliante. Si tu piel está mojada el mismo se esparcirá de forma fácil, suave y sin causarte daño.

3.- Para exfoliar tu cuerpo de forma adecuada debes hacer suaves movimientos circulares de manera ascendente para, además de eliminar las células muertas, estimular la circulación. Es importante que no apliques demasiada presión, el producto por sí solo conseguirá eliminar las células muertas sin que sea necesario restregar con fuerza.

4.- Se recomienda evitar exfoliar las zonas más delicadas de nuestro cuerpo, como el escote o los senos. Para estas áreas se puede aplicar exfoliante para el rostro ya que su grano es mucho más delicado y adecuado.

5.- No debes exagerar nunca con la exfoliación, pues aunque el resultado sea agradable exfoliarte en exceso podría irritar tu piel y causar daños, hazlo tan solo una vez a la semana.

Si te has sometido a un peeling, has sufrido quemaduras por el sol o padeces algún tipo de dermatitis, no es recomendable exfoliar hasta que tu piel no mejore su estado.

6.- Una vez que hayas terminado de exfoliarte masajeando suavemente tu piel, puedes retirar el producto ya que no es necesario dejarlo actuar durante algunos minutos a menos que se trate de una mascarilla.

7.- No olvides que después de exfoliar tu cuerpo es el momento ideal para aplicar las cremas hidratantes que usas habitualmente. Verás como tu dermis las absorbe mucho más rápido, beneficiándose de todos sus nutrientes de forma eficaz.